Está comprobado que los estados de
ánimo influyen de manera muy positiva en la salud de las personas,
aun en las personas que se encuentran en estados terminales.
El sentido del humor es la capacidad de
estimular el sentido de gracia en uno mismo y en los demás. Hay
formas de causar gracia, convirtiendo acciones que habitualmente
carecen de sentido humorístico, asociándolas con acciones que
alguna vez han despertado risa. Así también podemos asociar una
acción con otra; esta última con un sentido poco usual o raro,
incluso con acciones que a menudo no se dan porque sí. La
comparación del suceso con la nueva acción, permite comparar a
seres humanos con animales, o viceversa, comparar personas de una
posición social alta con una menos desafortunada, y así
sucesivamente.
Cuando nos reímos, pareciera ser que
todos los problemas y preocupaciones quedan detrás. Y, al menos por
un instante, esto es así. Este pensamiento ha llevado a varios
científicos a estudiar los efectos de esta reacción hilarante en el
organismo humano, teniendo siempre como premisa que algo tan
placentero podría acarrear beneficios a nivel corporal.
Se ha comprobado que los pensamientos
agradables provocan un mejor ánimo y, en consecuencia, aumentan
nuestras defensas.
Esto ha llevado a los autores del
estudio a asegurar que esa relación prueba que la felicidad puede
hacernos más saludables. En ése sentido, los especialistas creen
que la felicidad vendría a ser como las golosinas para el cerebro,
algo que hace que nuestra mente se sienta consentida.
Otros especialistas aseguran que la
risa puede disparar la producción de endorfinas por parte del
cuerpo. Éstas actúan como analgésicos para el cerebro. Asimismo,
afirma que la risa puede regular el ritmo cardíaco y bajar la
presión arterial.
Cuando un ataque de risa va seguido de
tos, también sirve para aclarar los pulmones. Veinte segundos de
risa con ganas, serían el equivalente cardiovascular a tres minutos
en una máquina de ejercicios
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